La entrada de esta semana está dedicada a mi amigo y colega Eduardo. Como es el caso en algunas de mis otras amistades (soy un tipo con suerte), Eduardo es una caja de sorpresas llena de sucesivas cajitas que te descubren nuevos aspectos de una personalidad multifacética y fascinante. El último envoltorio que he desarbolado contaba que mi compadre, que come del derecho, es un aficionado experto a la meteorología. Ya le he arrancado la promesa de una serie para el blog sobre las mentiras y verdades del cambio climático; sirva este homenaje de hábil chantaje emocional para que pronto se arranque y por aquí lo leamos.
Lo que me gustaría contar tiene que ver con los meteoritos y su eventual impacto contra nuestra amada Tierra. A mi, que padezco de una veta apocalíctica extraña -por referencia al resto de mi personalidad, bastante optimista-, siempre me han fascinado esos gigantescos cantos que vagan por los espacios siderales. Así es que cuando me tope, en mi lectura del Una breve historia de casi todo de Bill Bryson con un magnífico resumen sobre como funciona (hasta donde sabemos) la vaina, me dije que un resumen del mismo podía ser buena cosa para el que no le apetezca zamparse las cuatrocientas páginas del manuscrito original.
Dicen las malas lenguas científicas que hay como mil millones de asteroides orbitando por ahí arriba. Y aunque "orbitar" parezca una acepción muy respetable y predecible para un movimiento, lo cierto es que están sometidos a perturbaciones del todo impredecibles. Tal y como lo explica el autor, la órbita de la Tierra es como una inmensa autopista en la que somos el único vehículo, pero que cruzan sin mirar peatones suicidas a cosa así de 100.000 kilómetros a la hora de velocidad. Unos dos mil de ellos cometen esa imprudencia cada año y constituyen enpotencia una amenaza fatal para nuestro planeta.
Así las cosas, a ver quien es el guapo que se hace un plan de pensiones. Un objeto de estos que contara con poco más de un centenar de metros de ancho no podría captarse con ningún telescopio hasta que estuviera pocos días de distancia. Y se piensa que gracias a uno no mucho mayor la diñaron los dinosaurios, así es que hagan las cuentas. Ni tiempo de hacerle un corte de manga al director de nuestra sucursal bancaria nos iba a quedar. Porque ni siquiera el choque directo sería lo más grave; innumerables cambios climáticos y atmosféricos mas devastadores seguirían al eventual impacto. La cantidad de hollín y de ceniza flotante producidas taparía el Sol durante meses: los expertos del MIT estiman que el último evento de esta clase alteró drásticamente las condiciones ambientales por un periodo de diez mil años. Así es que, por si alguno se lo estaba preguntando, es que sí: probablemente pararían la liga de fútbol -con lo que ello supondría para Canal+ y sus allegados (aunque no es seguro que el suceso afectase al optimismo de Zapatero, por poner el caso).
Aunque, como me cuentan y os cuento, el suceso no podríamos preverlo, pongamos por un momento que sí. Todo el mundo piensa gracias a la película Armaggedon que, en tal caso, le dispararíamos un pepino nuclear y a otra cosa mariposa. ¡Meeeeeeeeeec! Respuesta incorrecta. Resulta que los misiles nucleares no están preparados para funcionar en el espacio, o pueden vencer la gravedad y aunque pudieran nadie puede dirigirlos a millones de kilómetros de aquí (vaya fallo, ¿no?). ¿Una nave tripulada que colocase en el explosivo como en el susodicho filme? Ni siquiera podemos hoy por hoy mandar un cohete triulado a la la luna (el último que podía, el Saturno 5, lo desguazaron). Y aunque pudiésemos (y ya van unos cuantos "aunques"), probablemente lo haríamos cachitos que repartirían el golpe, pero no evitarían la desgracia.
Los chinos tienen un dicho (en realidad tienen de todo): "disfruta hoy, es más tarde de lo que crees".
Pues eso.
El tema de los meteoritos es ciertamente delicado porque el leer sobre ellos y sus devastadores efectos es tan perjudicial como ver " el gato al agua" programa de Intereconomia de bastante exito en el sector de la derecha. Me explico.
ResponderEliminarEl citado programa habla - al igual que los que mencionan los meteoritos - que todo esta mal y va peor, que no hay salida, que estamos condenados y lo peor ¡ que no podemos hacer nada contra ello pues no depende de nosotros!!
Por ello hay que procurar leer poco sobre meteoritos y no ver mas de una vez a la semana el citado programa. En otro caso, indigestion garantizada.
Aunque pensandolo bien, el obviar los meteoritos si el riesgo es tan grande o tener un optimismo infantil zapateril no son tampoco soluciones que pueda adoptar un adulto minimamente maduro.
Creo que lo mejor sera mirar las estrellas desde aqui. Por cierto me apasiona aunque no haya buscado manera ni gente para hacerlo; ver saturno o marte en el cielo o los planetas (sin telescopio), tirado en el campo, es una experiencia alucinante....
Yo soy más de lo micro que de lo macro.
ResponderEliminarSea como fuere, en el fondo me parece muy bien lo de los meteoritos. Saber que pereceremos inexorablemente como antes otras especies le añade un punto efímero, frágil, que convierte la vida en un milagro instantáneo, y eso sólo puede añadirle belleza. La transitoriedad e improbabilidad de que estemos vivos invita a disfrutarlo todo y compartirlo todo.
Un abrazo
Tenía ganas de meterle mano a esto. Quisiera comparecer en este blog no como un experto en meteorología, que en absoluto lo soy, sino más bien como un aficionado al que no le gusta la utilización que se está haciendo del llamado “cambio climático” como medio de conseguir otros fines. Me explico. En primer lugar me gustaría que se definiera, especialmente para el gran público que es a quien se dirige esta información, qué se entiende por cambio climático. Parece que ni los propios expertos del IPCC (Panel Intergubernamental para el Cambio Climático) están de acuerdo sobre el objeto de tanta controversia, por lo que mal empezamos. Si preferimos hablar de calentamiento global, es decir, del que afecta a la totalidad de planeta , mal seguimos, teniendo en cuenta que la superficie helada del hemisferio sur se ha incrementado, y además sin interrupción alguna en los últimos cuatro años. Por lo que no existe tal globalidad. Los datos que han conducido a esta conclusión de que el mundo se está calentando han sido tomados intencionadamente de determinadas estaciones escogidas al efecto. Ya nadie duda de esto, y por esto el pasado 25 de febrero, en el sumit de Anatolia, Turquía, la AEMET británica, la UK Met Office pidió a la World Meteriological Organization que se empezara de cero en lo que a la recopilación de datos se refiere.
ResponderEliminarQueda por tanto constatado la existencia de auténticos pseudo adivinos de la meteorología, que no saben predecir el tiempo que va a hacer dentro de 48 horas, pero inundan de medias verdades los medios contándonos qué tiempo va a hacer dentro de quince años. Y metiéndonos miedo para conseguir quién sabe qué. O quizás si lo sabemos.
Cuando a la gente se le pregunta por el cambio climático dan por hecho que es verdad porque antes aquí nevaba más o hacía más frío, o llovía durante un mes seguido (curioso que ahora vamos para tres). Si es cierto que en España en los años 50 a 70 el tiempo fue frío, en los años 30 y 40 el tiempo fue muy cálido, incluso más que ahora. Es cierto que en Europa, en la “pequeña edad del hielo” de los siglos XVII y XVIII, en los que los pintores holandeses pintaban a la gente patinando sobre canales helados, hizo más frío que en la edad media, en el periodo meteorológicamente conocido como “óptimo medieval” donde el clima fue realmente templado. Siempre ha existido un cambio climático. De hecho, hay quien dice que tras los cálidos y secos años 80 y 90, los años 2000 han hecho variar el famoso “palo de hockey” (referido a la curva de temperaturas que nos amenazaba) y vamos a entrar en un ciclo frío y húmedo. Casi todo tiene una explicación que quizás esté más ligado a la velocidad de las corrientes oceánicas y a la actividad solar, pero esto da para otro post.
Algunos han venido a denominar el “climagate”, entiendo que por similitudes con el escándalo “watergate” de Nixxon, esta tropelía de utilizar datos científicos interesados para servir intereses inter-gubernamentales y que ha llevado a Yvo de Boer, presidente de la Agencia de Naciones Unidas para el Cambio Climático (UNFCCC) a la dimisión. La labor de algunos hackers destripando correos electrónicos no tiene precio.
Ya tenemos bastante con las amenazas de los asteroides. No nos dejemos atemorizar por información sin fundamento que tarde o temprano acaba saliendo. Eso sí, la Tierra ha tardado millones de años en poner cada elemento químico en su sitio. No desenterremos el CO2 como si no tuviera consecuencias porque las va a tener, quizás no tanto en el clima como en la calidad de vida del ser humano en el planeta que se verá avocado a descontaminar para asegurar su continuidad.
Reverencia y vuelta al ruedo. Lo primero que voy a hacer la semana que viene, CUANDO VUELVA A TENER ORDENADOR, es copiar y pegar este mensaje, añadirle unas fotos, y convertirlo en la entrada de la semana. Primero como homenaje, y segundo, porque tengo mucha cara y lo voy a hacer pasar por propio. A ver si Carmen también se anima y dedicamos una entrada de vez en cuando al tema, que me tenía muy preocupado hasta que Eduardo me contó. Ahora estoy menos preocupado, porque el tipo inspira confianza, y ya véis que sabe de lo que habla, y encima escribe como divulgador consumado.
ResponderEliminarMi blog es suyo, sir Edward