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Esta semana vuelvo a ir de prestado. Lo que quiero compartir es un textito muy ligero, sobre todo para venir de quien viene, de un pensador profundo y prolífico como pocos al que tengo en mucha estima, principalmente por su "La conquista de la felicidad" que da título a este campechano blog. Pues bueno, nuestro Bertrand Russell, aparte de refundar la matemática moderna, llevarse el Nobel, escribir la hermosa obra citada y dar valiente ejemplo de pacifismo militante, aún tuvo tiempo (pues escribía con machacona asiduidad) para parir lúcidas pequeñeces como ésta.
A mi me gusta mucho, porque viene a resumir con humor, sencillez e inteligente ironía cuanto pienso acerca de la religión tal y como es practicada por casi todos mis hermanos de especie. O sea, no como una abierta espiritualidad de fondo humanista, sean cuales sean los colores aplicados, sino anclada a sus aspectos concretos, y por lo tanto, excluyente. Los que se apuntan al garbancero Extra ecclesiam nulla salus de toda la vida, sea desde Roma, La Meca, Tel-aviv u otro sitio. Dicho resumidamente: aquellos que sostienen que su Dios es el verdadero y el de los demás errado me sugieren pobreza emocional y humana, y aquellos que, de paso, sitúan al hombre en el centro teleológico del Universo (hasta pensar que las estrellas y cometas valen lo que embellecen nuestro firmamento) me recuerdan que esa clase de religión no es sino soberbia a escala interplanetaria.
Ya me cuentan si les ha gustado.
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El eminente teólogo doctor Thaddeus soñó que estaba muerto y se dirigía al Cielo, sus estudios le habían preparado y no tuvo ninguna dificultad para encontrar el camino. Llamó a la puerta del Cielo y se encontró con un escrutinio más meticuloso de lo que esperaba. -Solicito la admisión -explicó- porque he sido un hombre de bien y he dedicado mi vida a la gloria de Dios.
-"¿Hombre? -dijo el portero-. ¿Qué es eso? y ¿cómo es posible que una criatura tan ridícula como tú haga algo para promover la gloria de Nadie"
El doctor Thaddeus se quedó perplejo.
-"No es posible que desconozcas al hombre. Debes saber que el hombre es la obra suprema del Creador"
-"Lamento herir tus sentimientos -dijo el portero- pero lo que dices es nuevo para mí. Dudo que nadie de los que estamos aquí haya oído jamás hablar de esa cosa que llamas «hombre». Sin embargo, puesto que pareces afligido, tendrás la oportunidad de consultar a nuestro bibliotecario". El bibliotecario, un ser globular con mil ojos y una boca, bajó algunos de sus ojos hacia el doctor Thaddeus.
-"¿Qué es esto?" -le preguntó al portero,
-"Esto dice ser miembro de una especie llamada «hombre» que vive en un lugar de nombre «Tierra». Tiene la curiosa idea de que Alguien se interesa especialmente por ese lugar y esta especie. Pensé que quizá podrías ilustrarle".
-"Bueno -dijo amablemente el bibliotecario al teólogo-, tal vez puedas decirme dónde está ese sitio que llamas «Tierra»".
-"Forma parte del Sistema Solar".
-"¿Y qué es el Sistema Solar?" -preguntó el bibliotecario.
-"Pues.., -replicó el teólogo- mi campo era el conocimiento sagrado y lo que preguntas pertenece al conocimiento profano. No obstante, he aprendido lo suficiente de mis amigos astrónomos para poder decirte que el sistema solar forma parte de la Vía Láctea".
-"¿Y qué es la Vía Láctea?" -preguntó el bibliotecario.
-"Es una de las galaxias, de las que, según me han dicho, existen unos cien millones".
-"Bueno, bueno -dijo el bibliotecario-. No esperarás que recuerde una entre un número tan elevado. Pero sí recuerdo haber oído antes la palabra «galaxia». De hecho, creo que uno de nuestros bibliotecarios auxiliares está especializado en galaxias. Llamémosle y veamos si puede ayudarnos".
Poco después se presentó el bibliotecario auxiliar galáctico, que tenía la forma de un dodecaedro. Era evidente que en otro tiempo su superficie había sido brillante, pero el polvo de los estantes le había vuelto mortecino y opaco. El bibliotecario le dijo que el doctor Thaddeus, al esforzarse por explicar su origen, había mencionado las galaxias, y confiaban en que sería posible obtener información al respecto en la sección galáctica de la biblioteca.
-"Bueno, -dijo el bibliotecario auxiliar-, supongo que sería posible con el tiempo, pero como hay cien millones de galaxias y a cada una le corresponde un volumen determinado. ¿Cuál desea esta extraña molécula?"
-"Es la galaxia llamada Vía Láctea" -dijo titubeante el doctor Thaddeus.
-"De acuerdo -concluyó el bibliotecario auxiliar-. Lo encontraré, si es que puedo". Unas tres semanas después regresó y dijo que el fichero extraordinariamente eficaz de la sección galáctica le había permitido localizar la galaxia como la número QX 321.762.
-"Hemos empleado a los cinco mil funcionarios de la sección galáctica en esta investigación. ¿Desea ver al funcionario encargado especialmente de la galaxia en cuestión? Llamaron al funcionario, que resultó ser un octaedro con un ojo en cada superficie y una boca en una de ellas. Estaba sorprendido y deslumbrado al verse en una región tan brillante, lejos del umbrío limbo de sus estanterías. Se sobrepuso y preguntó con timidez: -¿Qué desean saber acerca de una galaxia"
El doctor Thaddeus se lo explicó:
-"Quiero informarme sobre el Sistema Solar, una serie de cuerpos celestes que giran alrededor de una de las estrellas de su galaxia. La estrella en cuestión se llama «Sol»".
-"Humm" dijo el bibliotecario de la Vía Láctea-. "Ha sido bastante difícil encontrar la galaxia precisa, pero encontrar la estrella precisa en la galaxia es mucho más difícil. Sé que hay unos trescientos mil millones de estrellas en la galaxia, pero mis conocimientos no me permiten distinguir una de otra. Creo, sin embargo, que cierta vez la Administración pidió la lista completa de los trescientos mil millones de estrellas y sigue guardada en el sótano. Si cree que merece la pena, emplearé a un grupo especial del Otro Lugar para que busquen esa estrella en particular." Convinieron que, como la cuestión se había planteado y era evidente que el doctor Thaddeus estaba angustiado, siendo en principio interesante que un ser tan rudimentario se presentase de improviso, sería lo mejor que podían hacer.
Varios años después, un tetraedro muy cansado y desalentado se presentó ante el bibliotecario auxiliar galáctico y le dijo:
-"Por fin he localizado esa estrella particular sobre la que se han pedido informes, pero no entiendo por qué ha despertado el menor interés. Tiene un gran parecido con muchas otras estrellas de la misma galaxia. Es de tamaño y temperatura medios y está rodeada por otros cuerpos mucho más pequeños llamados «planetas». Tras una minuciosa y microscópica investigación, he descubierto que por lo menos algunos de esos planetas tienen parásitos, y creo que esta cosa que ha solicitado los informes debe de ser uno de ellos".
Al llegar a este punto, el doctor Thaddeus rompió en un apasionado e indignado llanto: -
-"¿Por qué, decidme, por qué el Creador nos ocultó a los pobres habitantes de la Tierra que no fuimos nosotros quienes le incitaron a crear los Cielos? Durante mi larga vida le he servido con diligencia, creyendo que se fijaría en mis servicios y me recompensaría con dicha eterna. Y ahora parece que ni siquiera tenía conocimiento de mi existencia. Me decís que soy un animalículo infinitesimal en un pequeño cuerpo que gira alrededor de un miembro insignificante de un grupo formado por trescientos mil millones de estrellas, que sólo es uno entre muchos millones de tales grupos. ¡No puedo soportarlo, y ya no me es posible adorar a mi Creador!"
-"Muy bien -dijo el portero-.Entonces irás al Otro Sitio".En aquel momento se despertó el teólogo.
-"El poder de Satán sobre nuestra imaginación durante el sueño es aterrador", musitó.
Lo que escribe, suena un poco a desprecio por aquellos que, finalmente y tras largo deambular por sus pensamientos, terminan por aceptar, a falta de verdades en uno u otro sentido, que existe un Dios que sabe lo que hace, y descargan el peso de su existencia en El. Siendo honestos, su verdad vale tan poco como la del resto, es simplemente otra, más incómoda, eso sí, porque indudablemente está más solo que el que siente el calor de su Dios.
ResponderEliminarDicho esto, lo peor de las religiones es la falta de respeto por los demás que, no creyendo en lo auténtico, solo merecen ser eliminados. Esto es también característico del ateismo, que en posesión de la verdad e instrumentado por políticos, han cometido tantas o más barbaridades que los otros credos.
No existe una verdad mayor que otra en este tema, aunque algunas suenen a fábulas y otras a verdades, y no hay mejor religión que la se practica para adentro y sacan de la humanidad su naturaleza generosa.
Yo como usted, iba a decir "detesto" pero diré "temo", a los que son capaces de aceptar cualquier cuento chino sin dudar, porque estos son los peligros de la sin razón que tanto mal hacen en nombre de su único dios.
Si Bertrand Russell, con su estupenda fábula, consiguió que uno solo de los que creen a pié juntillas dude, se pierda y encuentre su Fe, habrá conseguido hacer de nuestra especie una especie mejor.
Un abrazo
Muchas gracias por la aportación, siempre conforta. Tan sólo un par de puntualizaciones:
ResponderEliminar- Opinar no puede ser despreciar. Es un mal arranque creer que Russell desprecia por mostrar sus ideas, tan respetables como las de cualquiera, especialmente cuando se exponen con educación y aquí además con mucho arte.
- "desde el ateísmo se han cometido tantos o más crímenes que desde la religión"; esto es rigurosamente falso. Supongo que te refieres al Gulag y a Auschwitz. Del comunismo, puntualizar que es una religión, exactamente igual que lo es el cristianismo. Esto es: es un conjunto de dogmas refractarios a la crísitca que por lo tanto, tarde o temprano, han de ser defendidos con la espada. Como curiosidad, Stalin fue seminarista. El comunismo deciminónico cree en Dios; su Dios es el Estado y la dictadura del proletariado. Hitler, por otro lado, era absolutamente creyente. De hecho, en su Mein Kampf, puntualiza que su misión es "completar la tarea de Jesucristo" terminando con los judíos. No hace falta recordar quien plantó la semilla de su antisemitismo; no es necesario retomar quienes inventaron la palabra "progromo".
Que yo sepa, no se han producido masacres significativas contra personas por el hecho de imponerles la no creencia en Dios. De hecho, la Wehrmacht tenía sus sacerdotes castrenses, y no se gaseaba a húngaros o homosexuales "por no creer en Dios".
Un abrazo
La verdad es que la fabula es maravillosa y para un creyente con poca fe ciertamente aterrador!! pero me gusta mucho!!
ResponderEliminarLa verdad es que desde la mente humana el planteamiento de que somos hijos de Dios y que nos conoce y demas historias suena ridiculo, pero claro estamos hablando de algo que no entiende en intelecto humano. A veces somos tan soberbios que queremos comprenderlo todo!!!
Para mi como creyente en continua busca y mejora, no es posible la Fe sin dudas, aunque la certeza siempre esta presente.
Siempre digo que el comunismo es imposible porque en realidad su fundamento es muy cristiano pero olvidando lo fundamental, la Fe y los sacramentos!!!
Como curiosidad dire que en demasiadas ocasiones me acerca mas a Dios el ateo que el creyente....
saludos..
¡El ser humano es fascinante!
ResponderEliminarLa contínua búsqueda de la verdad através de la duda, siempre nos ha llevado a un conocimiento nuevo. Dudar de que Dios exista y además nos conozca es algo que supera la capacidad de comprensión de cualquiera. Sólo se puede entender por la Fe, según algunos. Fe atraves de la que muchos quieren aplicar a todo lo que no comprenden y otros a la parte de misticismo que tiene toda cultura. Por mi parte sólo es cuestión de eso, de cultura, y cada uno nos manejamos con ella, según la parte del todo que conocemos y según nos va el cuento de nuestra propia vida. Feliz verano.
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