Este de aquí al lado es Otto West. O sea, es Kevin Kline embutido en la piel de un criminal estúpido, ridículo, miserable y, a la postre, entrañable de puro absurdo, en "Un pez llamado Wanda". Una película divertidisima que ya ha cumplido, quien lo diría, 22 añazos. Me acuerdo mucho de ella primero por el revolcón de risa que me proporcionó, y segundo, porque al citado personaje lo vistieron de intelectual fallido y para colmo "nihilista" (con su granada de mano siempre a cuestas, como quien lleva un llavero) haciéndole leer a Nietzsche. Nada menos. Desde entonces y desde mucho antes, Friedrich Nietzsche, Federico para los amigos, permanece en el imaginario popular como la quintaesencia del filósofo inexcrutable, cuyos libros sólo pueden ser sostenidos sin quemar las manos por pedantes, catedráticos y alguna otra materia gris descarriada y lastimosamente desaprovechada. Incluso amigos míos muy cultivados cuando a su pregunta de cómo iniciarse en el fascinante mundo de la filosofía les he respondido mentando a la bicha me han mirado en plan David, hermano, qué bueno lo tuyo. Y tal.
Y es una pena, porque más allá de lo difícil que sea pronunciar su nombre (algo así como "Ni-cha" vale, supongo) resulta que el bueno de Federico no sólo es fácil de leer, sino que además es uno de los filósofos más divertidos, provocadores y agudos con los que jamás se haya topado un servidor. Para hacernos una idea rápida, nuestro Friedrich viene a ser a la filosofía lo que Pérez-Reverte al panorama literario patrio -por lo que toca a su vertiene ensayística en el dominical de abc (aquí casi todos)-. Esto es: ambos escriben como los ángeles, a ambos les sobra la mala leche, ambos tienen la mala costumbre de cantarle las cuarenta a los poderosos y aunque a los dos se les vaya, de cuando en cuando, la mano (así Nietzsche con el superhombre y similares), en general dicen verdades como puños y aciertan más que yerran. Y, como quiera que a servidor le va la marcha, a ambos me los he zampado casi-casi de cabo a rabo.
Voy a intentar demostrar sucintamente lo que les digo retomando no más la demoledora crítica nietzscheniana a la cultura de su tiempo; ya verán ustedes como, 130 años después, parece que no han pasado ni 130 minutos. Su tesis fundamental es que con la entente Ilustración-capitalismo-industrialización nos jodieron y a base de bien el asunto de la ciudadanía y de la democracia real -esto es, la que consiste en interesarse y participar como si todos fueramos efectivamente parte de una misma comunidad. El par liberalismo-capitalismo con el que nos emancipamos de la canalla de reyes y sus chupópteros y mal-llamados aristocráticos adláteres resulta que nos coló de rondón un mundo en el que los valores están de más, y donde solo importan los intereses (que son otra cosa, aunque muchos ya no noten la diferencia). Una sociedad donde la clase política es ya de hecho apolítica, y donde ya no interesa lo que el llamaba una cultura de gran estilo, que viene a ser un preocuparse porque la gente crezca, mejore y ascienda, sino porque meramente se satisfaga. En román paladín: créditos blandos para no perderse ningún año el Rocío y descuentos en el Canal Plus y menos educación meritocrática y discusión de fondo sobre la cosa de cómo vivir en común sin despellejarnos.
Surge así un Estado monstruo que suplanta a la sociedad (lo que el pueblo quiere) y cobra significado en sí mismo. Un Estado en el que lo que ya no cuenta lo bueno, sino lo conveniente; un Estado que ejerce una "violencia legítima" y reparte diversión (en el sentido de señuelos), y cuyo afán no es sino ganar peso, tamaño, engordar burocratizándose. Al tiempo, se desarrolla una aristofobia de rebaño donde el que destaca es sospechoso (piensen en los colegios y en la terrible y creciente actualidad de esto) y donde lo que prima es que cada cuál siga comportándose como el engranaje bien engrasado que el Todo espera, donde todo tiene su correspondecia a dinero o simplemente no existe, donde el individualismo es, por definición, excéntrico y subversivo.
A los comunistas también les dio don Federico lo suyo. Los socialistas le parecen una caterva de mediocres, peligrosos propagadores de "ideales" antiindividualistas; vendedores de una patraña que asfixia al que quiere sacar la cabeza y proclamar su diferencia ganada a pulso. Y a las feministas les reprocha con arrojo esa aún vigente y muy estúpida búsqueda de un lugar para la mujer por imitación al hombre, en lugar de procurar la liberación de la mujer en la mujer.
Además de esto, y de ser un importante músico, Nietzsche nos legó un montón de frases clarividentes, sabias, antes de perder el juicio. Mis favoritas son las que siguen:
“’Toda verdad es simple’; ¿no es esta una mentira al cuadrado?”
“Las personas virtuosas quieren hacernos creer a nosotros (y a veces también a sí mismas) que fueron ellas las que inventaron la felicidad. La verdad es que la virtud fue inventada por las personas felices” (esta la tengo -metafóricamente- en mi mesilla de noche)
"La primera tesis fundamental es: hay que tener necesidad de ser fuerte, de lo contrario, no se es fuerte nunca"
“Nos vengamos de la vida imaginando con la fantasía “otra” vida distinta y mejor que esta”
Pero claro. Si uno escribe un libro que se llama El Anticristo no puede esperar caer bien a la gente. Y si además de decir aquello de que "Dios ha muerto" (resaltando que ello supone una "aurora" y una enorme responsabilidad, por cierto) reparte a la vez estopa a los "tontateos" (dícese del ateo que no se hace cargo del hecho de vivir sin Dios, o sea, hoy día, lo que viene siendo "el ateo de autobús"), pues tampoco puede aventurarse a que nadie lo defienda. Cuando uno, en suma, critica y propone soluciones pero sin pagar diezmo a nadie, arremetiendo no sólo contra el clero, sino contra el comunismo y motejando a todos los nacionalistas de provincianos, pues eso, que no ganará el premio a la popularidad de ese año ni de ningún otro. El mismo dijo de sí: "Yo no soy un hombre, soy una carga de dinamita".
Pero mira tú por donde que donde mientras otros han envejecido inmisericordemente, el bueno de Federico, el tarado, el desaforado, el supuesto nazi que hubiera llamado enanos mentales a los nazis, el presunto antisemita que se peleó con Wagner -entre otras cosas- por antisemita, el incomprensible e incomprendido, ahora se desternillaría viendo como casi todos sus avisos desoídos no sólo se cumplieron, sino que siguen desgraciadamente vigentes.
Así es que pasen mucho del cliché de Otto West, y atrévanse con cualquiera de los panfletos del autor del Zarathustra. Eso sí, tampoco lo tomen demasiado en serio (ni a este ni a ninguno), ni le adoren o idolatren (ni a este ni a ningún otro), no sea que se les atragante. Prueben con su Ecce Homo, la Gaya ciencia o cualquier otro.
Verán que risa les entra y qué escalofrío les recorre el cuerpo.
La verdad es que te confieso que de los grandes clasicos y "superfiguras" del campo de la filosofia, psicologia o de cualquier rama asimilada no he leido demasiado y la verdad es una pena; recuerdo que cuando hice la mili habia un compañero casi obsesionado con Cicerone y una serie de romanos y en especial con los discursos.... y la verdad al verlo razonar uno pensaba que era muy interesante, pero la verdad tengo algo de pereza.
ResponderEliminarAl leer alguno de tus comentarios tambien le entran a uno ganas de leer porque se plantea si lo actual no sera una mera copia del pasado y si no sera verdad que cualquier tiempo pasado e mejor, en el sentido del conocimiento.
A mi que me gusta leer y escuchar a Punset (a pesar del exito que tiene) no puedo a veces mas que pensar que es un " resumidor" de lo que otros muchos dicen.
Esto que comentas de Federico va en la misma linea que otras muchas citas que has comentado y cuyo resultado final si se analiza es, ¿en que hemos cambiado?¿ en que tenemos penicilina e internet? porque en pensamiento, en lo que es de verdad pensamiento, desarrollo creo que vamos para atras.....
una pregunta ¿crees tu que hay hoy en dia grandes mentes o como los dinosaurios se perdieron?
Hay un libro que no se si lo has leido o lo he comentado alguna vez que es muy interesante - me suena que lo hayas leido-, " Elogio al imbecil " creo que se llama, donde la teoria es que cada vez hace falta gente menos inteligente en la sociedad porque los inteligentes son peligrosos en las empresas porque puedan plantear conflictos.... (dar ideas innovadoras a veces es malo) . entonces es una especie de idea Darwiniana de conservacion. (del puesto de trabajo).
un abrazo
Pues ese es, creo, el inmenso encanto de la filosofía: pegas un salto 3000 años atrás y recorres el camino hasta hoy y la problemática humana (la felicidad, la justicia, la adversidad) es básicamente la misma. Adorno dijo que la filosofía nunca caducaría, por no servir para nada -...más que para decidir précisamente que es provechoso, bueno, digno de ser practicado.
ResponderEliminarHoy día hay pensadores muy interesantes, pero no me atrevería a dar una selección, y además los conozco menos que a los clásicos. De Punset te diré que sus libros me resultan un tanto aburridos (cuestión de gustos, él parece muy interesante); de los imbéciles sólo te diré que cuanto más lejos de mi mejor.
Un abrazo
La filosofia sobre todo es barata. Te sientas con una cervecita en una tasca de barrio y seguro que aunque nadie te conozca, siempre llega alguno que guiado por el ruido de la tele, te sopla su versión del comportamiento humano desde lo más recóndito de los tiempos hasta la oficina de la empresa en la que trabaja y ¡seguro que tiene razón! Esto es un lujo, y sin que te cobren.
ResponderEliminarBueno: todo el mundo puede tener un instante de lucidez. Pero, en mi opinión, la filosofía es mucho más que refranes, sentido común y chascarrillos. Aunque en algo he de darte la razón: cada versión ajena sobre en qué consiste la vida sirve para confrontar la propia, y aunque no sea una buena versión, siempre sirve como acicate para la reflexión.
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