martes, 30 de agosto de 2011

Introducción al Casadismo

Verán: en la historia de la filosofía ha habido dos clases principales de filósofos – los que han producido ideas audaces y los que han vivido audazmente. Los que copan las listas de éxitos y copan los anaqueles son los primeros, de modo que quienes hicieron filosofía, aunque de cuando en cuando la dejasen escrita (casi siempre con significativa parquedad), se han movido de la foto de la historia y apenas salen.
Mis héroes (si es que yo tengo algo así como un héroe) están casi siempre en el segundo grupo. Epicuro, Budha, Montaigne, Jesucristo, Nietzsche, Gandhi, por qué no, y por qué no Vicente Ferrer también. Y Epicteto. A su nivel y en su ámbito, tengo yo un amigo compartido con otro montón de gente que se llama Miguel Casado y al que no en vano motejamos en su día el Epicteto del Plantinar – un mote con el que seguro él puede hacer unas cuantas rimas jugosas. Me gustaría hablarles un poco de él, y explicarles por qué lo tengo por filósofo de pata negra.

Lo primero que hace falta para ser filósofo, es capacidad de asombro. Maravillarse, ya lo dijeron Pascal, Kant o Wittgenstein, es fundamental para amistarse con la sabiduría. Ese éxtasis que consiste en mirar a las estrellas y expandir el alma la practica nuestro ínclito Capitán Picard con una birra en las manos.¿Y qué? ¿No es así acaso mejor? El que busque ascetismo en el casadismo, no podrá hallarlo. Si un placer se pone a tiro, como por descuido, hay que apresarlo. Grandes o pequeños, excelsos o de andar por casa, de lo que se trata es de no hacerle ascos a la ocasión, vivir despierto, y dejarse de grandes utopías. Don Miguel echa una ojeada al firmamento, se ve tan poca cosa y tan vivo, y alucina.
Una señora que creo que publica revistas para mujercitas dijo una vez que la felicidad es como el dinero – sólo el que la produce tiene derecho a consumirla. En este caso, sospecho que Miguelón es rico. Intenten tentarlo con otra cosa –fama, poder, un Ferrari u otra horterada similar- y verán que risa le da. Se tiene a sí mismo, a los que quiere, y ya le basta. Pónganle un debate de politicastros y lo mismo se cabrea un poco, pero al momento lo calibrará en lo poco que vale, y sabrá reírse de los respectivos payasos (mis disculpas a los payasos de verdad). Como es un ideólogo del basket de equipo, yo me lo hago un poco de izquierdas. Pero no mucho, la puntita. Progresista pero no de pin dorado, enchufe diario y Virgen de la Macarena, sino progresista de progresar, de tirar para adelante y de que la justicia sea cada vez menos rara avis. Pero en realidad no lo sé, porque casi siempre tenemos cosas más importantes de las que hablar que de política – y, ¡ay!, demasiado poco tiempo para hablar juntos. Lo que es seguro es que no lo van a encontrar encuadrado en ningún fanatismo, en ninguna clase de absolutismo, y en ninguna religión organizada. Su religión es vivir, por si aún no se los he dejado claro.

El también conocido como el Tete de Plantinar (véase abajo la propia explicación del maestro) tiene, como servidor, muy a gala que se rían de él, porque él mismo es el primero que practica ese noble deporte todo lo que puede. A Groucho lo tendrá, supongo, de médico de cabecera, y el sentido del ridículo se lo dejó en un recoveco de su biografía un día del que seguro ya ni se acuerda. Y no, no es cínico – pero tiene retranca, que en el sur es de las pocas medicinas que se despachan para tanta miseria e injusticia como ha de encararse. La cultura, sabe lo que vale: lo que te enriquezca espiritualmente, porque de lo otro, ya lo sabe, ná de ná (y lo que te rondaré, morena). El mundo, según parece, es un lugar trágico para los que sienten, y una comedia para los que piensan. Así es que a este señor de corazón grande resulta que el cerebro no le debe ir a la zaga.
Tampoco le falta su mijita de insumiso, y no es poca paradoja, porque resulta que el tipo es militar. Su ramalazo de impudicia y su noble intento de ser libre, aunque sea en lo poco que ahora se puede serlo, no se lo arrancaron hasta la fecha –y ya no parece que vaya a ocurrir. Yo creo que haría hecho buenas migas con Diógenes, el del tonel, el que se paseaba por el mundo, literalmente, con una mano por delante y otra por detrás. Me lo imagino en la celebérrima anécdota con Alejandro Magno. Para el que no la conozca: Diógenes sentado en el suelo, y el gran Alejandro que acude a verle, pues su fama recorre toda Grecia, para decirle, oye, Dio (las puñeteras confianzas de los poderosos), que si necesitas algo, aquí está tu tío Alex. Y él que le dice: sí, necesito algo, majete, que te eches a un lado, que me estás quitando la luz del sol. Me imagino como digo a nuestro Casado, sentado al lado del otro, añadiendo: ya que lo dices, Alejandrito, anda y ve y tráete algo para picar. Campeón.

Montaigne decía que sí, que el hombre era un producto mediocre, voluble, manifiestamente mejorable, poca cosa – pero que con estos bueyes había que arar. Don Miguel Casado dice lo mismo – y lo hace sin mediar libros, con su sonrisa, su saber estar, su terrena sabiduría y su maravillosa calidez que inunda de afecto a los que se le arriman (con buenas intenciones). Una persona que, con todo su rico mundo interior, su inconformismo y sus dientes sacados para los vendedores de baratijas varios, ha aprendido a ser feliz con un plato de gambas, unas cañas, una buena conversación y un puñado de gente que le quiere y a la que quiere en correspondencia.

Soy casadista y espero seguir siéndolo por mucho tiempo.

Casadismo por el Tete del Plantinar


Como es lógico y normal yo no soy del Plantinar, nací y me crié en el Tiro de Línea, un barrio obrero y cofrade, salpicado por grupos de militares y excombatientes de la división azul. En los 60 jugábamos en la calle a lo que se jugaba en aquella época. Yo recuerdo la crueldad de aquellos niños de la calle, cuando mataban perros, gatos y otros bichos. Y las peleas entre bandas a piedra y puños. Era un juego a ser hombre, a imitar sus guerras, búsqueda de poder e ingenio para salir adelante en la vida.
A los 6 años, dejé el cole del el Porvenir, donde mis padres me llevaron para que no me rozara con los niños del colegio de los Alambres, lleno de indeseables, y donde ejercí, años más tarde, como docente en mis prácticas de Magisterio. No es que dejara el cole, sino que me fui a uno mejor, según mis padres, el colegio nacional San Isidoro en la calle Mesón del Moro, al final de Mateos Gagos en el corazón del Barrio de Santa Cruz. Toda una experiencia, fue mi primer contacto con las normas y uso militar. Íbamos uniformados y en formación como una facción del Social Nacionalismo Español de Falange. No sé porqué pensaron mis padres que esto era mejor para mi educación si más bien ellos eran rojillos, bueno rojillos de la época, mis abuelos paternos fueron muy religiosos y tradicionales a pesar de que mi abuelo se dedicó al negocio del calzado, zapatero remendón, aún conservo algunos útiles que me pasó mi padre. Y mi abuelo materno, se entretuvo a reunir en su negocio de restauración y hostelería a lo más rojo de la comarca, allá por Montoro (Córdoba). Y así le fue, al estallar la guerra civil, fue herido de un tiro y apresado, acusado de asesinato y convicto en la cárcel de Burgos, al no poderle demostrase nada, tras muchos años de cárcel, y muchos días de enfrentarse a un fusilamiento inminente, le pusieron en libertad. No hace muchos años vi en prensa una foto donde estaba con otros presos políticos en Burgos y las atrocidades que pasó y que no consiguieron doblegarle, murió en mi casa con 80 años. Un milagro de la naturaleza y de carácter. Pues a todo esto mi madre me obligaba a ir a misa los domingos. Y dicen, las malas lenguas, que la vieron desfilar vestida de Requeté con su boina azul por las calles de Linares donde huyó la familia tras el alzamiento.
Mi vida dio un giro sustancial cuando empecé el Bachillerato con 10 años en el Martínez Montañés, y como era muy mal estudiante todos los veranos los pasaba en la Academia de Don Manuel y Don Luis, donde se repartían leches como panes, y donde hice amistad con la pandilla del Plantinar, que me adopto como hijo putativo. El Plantinar era por aquel entonces un barrio joven lleno de matrimonios con hijos, estómagos agradecidos al régimen, que habían sido agraciados con una vivienda de protección oficial. Casi toda la juventud que se lo podía pagar iba a la Academia y se examinaban Libre en el San Isidoro, porque iban más preparados. El resto iban al Martínez. En las noches de verano nos reuníamos en los bancos de las plazoletas para hablar de música, Filosofía, Política y también de niñas, como las llamábamos entonces. El Barrio no nos hizo a nosotros, sólo fue el escenario donde nos formamos y creamos, todo estaba por crear, y fuimos creciendo y llegando a esa edad en la que crees que vas a cambiar el mundo, y haces teatro, te haces cantautor, escribes algunas líneas de poesía y hasta ópera rock. Poco antes de la apertura política, un par de días antes, empezamos a tontear con las niñas y a olvidar que habíamos sido como los doce apóstoles, porque éramos revolucionarios de Cristo y cantábamos en las iglesias, yo lo hacía con mi primo Alfonso, hoy conocido cantautor en Sevilla como Alfonso del Valle fijo en la Carbonería y en el Perro Andaluz.
Mientras a duras penas sacábamos el Bachillerato, revolucionamos el Martínez, estábamos metidos en todos los saraos, Atletismo, futbol, y un deporte nuevo, que jugábamos con balones de la OJE los sábados por la mañana, ¿Cómo era eso? A sí Baloncesto. Al que jugábamos a todas horas, entre los charcos de albero del recreo y con cualquier cosa, una bolsa de pipas llena de tierra era un buen motivo para echarse un 21. Era tal la afición que en los recreos de 20 minutos escasos, organizábamos competiciones entre clases, también jugábamos a fulbito con cualquier cosa. Las pelotas de plástico del tamaño de una bola de tenis eran lo mejor, se les podía dar efecto y se marcaban golazos, siempre que nadie las pisara y se chuchurian, se soplaban y a seguir jugando.
Todo estas pequeñas cosas, y no tener un duro ni pa pipas fueron forjando el carácter, además de haber tenido un tío pederasta, que me tiró los tejos, y que lo expulsaron del Seminario, con lo difícil que es que los curas te echen por Maricón. Porque este no era gay era un Marión de los grandes, por supuesto estaba casado y con hijos, facha y franquista, con queridos jovencitos y consentido por su señora. Como se ve le guardo algo de rencor.
Como ésta no pretende ser una biografía, doy un salto con doble tirabuzón y medio y me echo novia formal y comienza una etapa en la que uno deja de pensar con el corazón y lo hace con la otra cabeza, lo único que te mueve en la vida es el sexo. Como una hostia de estimulina, ZAS! en toda la cara, y atontado para los restos. Mientras mis amigos seguían tonteando con esto que se bebe y lo otro que se fuma. Con 20 años decidí que lo más importante en mi vida era buscarse las habichuelas y dejar el baloncesto. Que por otra parte no me perdía nada, total, prácticamente habíamos inventado en Sevilla esto del Básquet, y me saque la licencia de Árbitro para ganar dinerillo pues seguía tieso desde que nací. Y solo jugaba en el equipo universitario en Magisterio. A los 24 me casé y me fui a trabajar a Sabiñanigo (Huesca) como Alférez de Complemento. Duro fueron aquellos años; Con una mano delante y otra detrás atravesé, con un sinca 1000 y con mi mujer, España para empezar una nueva vida. Dieciséis años estuve en el destierro, liberado de familia y amigos, sólo nos teníamos nosotros y dos enanos que solo daban problemas desde que fueron concebidos, y que siguen en su línea habitual.
Salto al vacío.
Creo que cuando volví a Sevilla y me encontré con la familia, no tardé mucho en pelearme con ellos de nuevo, porque no pueden esperar de mí lo que yo no sé dar, esta vez no es que cambiara de vida esta vez cambié yo, los acontecimientos, enfermedades y otras me hicieron ver el mundo como lo veo ahora, lo que no puedes controlar, déjalo a un lado, no podrás cambiarlo y te provocará un sufrimiento. Cuando mis antiguos amigos me llamaron por primera vez porque me buscaron en la guía, estaban medio pedos, borrachos total, estaban celebrando algo, el verse o estar juntos, y dijeron ¡vamos a llamar a Miguel que creo que está en Sevilla!. Y todo comenzó de nuevo, el baloncesto, el fulbito, el tenis, el mus, la Feria y el golf, porque yo no soy de Rocío y Semana Santa.
Después de muchos años volví a ponerme el número 12 en la camiseta y jugar un par de años en los Máster de Baloncesto, donde me encontré con viejos, nunca mejor dicho, rivales y compañeros. Fue toda una experiencia. Lo mejor fueron los post partidos, y algún triple que le casqué a los todopoderosos Maxi Caja y Náutico. Ya no estamos para muchas florituras físicas, pero si para las mentales, lo de cambiar el polvo por el brillo. Y con intermitencia por las lesiones y el trabajo hemos seguido en las pachanguitas de los martes, en Hytasa, Plantinar, Ifny, Moncase y Santiponce. En estos últimos años me he vuelto a redescubrir y a valorar más si cabe los postpartidos, ya no tanto por la cerveza sino por el contacto humano y las cosas que se dicen cuando se desinhibe uno, y cuenta sus experiencias. La guerra entre Blancos y Rojos ha sido un acierto, a pesar del marcador que parece no funciona muy bien, por lo menos para los blancos que intentan boicotear el tema de la puntuación, ha estado genial hasta el último día. Esa es la clave, jugar en todas las facetas de la vida en equipo. Lo de la individualidad solo es válido para los temas escatológicos, ni siquiera para el sexo es adecuado, donde estén dos o tres, ¡que quiere que te diga!.
Para mí el ascetismo, está fuera de lugar, “muero porque no muero……” esta estaba amamonada y veía visiones por la falta de jamón y el esceso de cilicio, vamos que si la hubiera visto un médico del alma le hubiera recetado una buena polla. Vease eldoble sentido, para darle gusto al cuerpo por arriba si la polla es de corral y por abajo tipo senegales, o eso dicen.
Muchas veces me deprimo cuando alguien me dice que no desear tener más dinero, casas y otros bienes es de conformista, que hay que ofrecer a la familia más bienestar, hay que echar más tiempo en el trabajo, buscar nuevas formas de obtener más ingresos. Y no es que no quiera vivir con más lujos, lo que no quiero es invertir más tiempo en ello. En lo que si estoy siempre dispuesto es a amar más, a tener tiempo para leer una persona (como tú dices) o un hijo, y no tanto a una mujer, es que muchas son como la Biblia o el Quijote sólo son interesantes las primeras hojas, luego divagan y me aburro, y acabo mirándoles la tetas. La culpa la tiene el virus Plantinar, porque los del Pantinar podemos estar amando muchas horas seguidas, somos bisexuales, ya sabes el coño siempre en la cabeza. Lo que no nos impide ser fieles a la misma muchos años. Yo entiendo que vivir con semejante semental debe ser agobiante, pero peor sería lo contrario.
El tema político no es tabú para mí, sino que no puedo definirme pues de todas las tendencias y de ninguna. Me considero progresista, pero sin drogas, ni melenas, si un negro, gitano, moro o lo que sea quiere que me trate con él ha de respetar el progreso al que hemos llegado, ¿Qué es eso de respetar las tradiciones? ¿es que tenemos que permitir que maltraten a las mujeres o los niños? Me avergüenzo del ser humano cuando pienso en los niños objetos sexuales de los musulmanes. En esto creo que estas sociedades están llamadas a desaparecer, igual que han desaparecido otras civilizaciones. Esto no es facismo, no se trata de liquidarlos, sólo educarlos, y no reírles las gracias. Nunca pondría a un dictador al frente de un país por intereses, como acostumbran los USA imitando a griegos, romanos y otros imperios. No hay quien le dé una leche a los japoneses para que dejen de matar ballenas y delfines. Como no tengo ningún cargo político, soy un homo político, y a los que no me gustan por estas cosas los ignoro, paso de ellos, me la sudan y no les sigo el juego. Aun japonés va a ir a comer sus muertos. Y así con los demás. Sólo me gusta la comida china por el arroz, las pastas y la ternera con sus pimientos y cebollita. Lo único que me comería crudo es a mi señora.
El tema de la Insumisión te lo aclaro en un pispas, dale un martillo, clavos y madera a un carpintero, y te hace una mesa o una silla. Dale pistolas y granadas a un militar y te hace una guerra o un golpe de estado. Vivo rodeado de golpistas. Mi uniformidad favorita sería unas calzonas, camiseta y chanclas. Creo que al paso que voy cuando ronde los 60 y tantos me dejaré crecer el pelo y me haré suda o buda o como mejor se defina el interismo, vamos que me lo va a sudar todo, menos mi Selección de Baloncesto y la de Waterpolo. Muchas veces se incurre en querer vivir a través de los hijos lo que uno no pudo conseguir. Y no sabes la envidia que tengo a mi Sergio, cuando al final de Agosto, si todo va bien, oiga el himno de España con la Selección allá en tierras Croatas. Esto es lo que me pierde, aunque los martes en Moncase me curo de todas mis frustraciones.
Para bien o para mal he conocido a Reyes, Principes, políticos, y lameculos. Y todos van al baño a mear. Es más no me merecen ningún respeto, vamos que lo que siento por ellos en mutuo, salvo casos aislados son unos cabrones que se creen por encima del bien y del mal. Una vez me dijo un Teniente General: “¿tu sabes, que yo puedo hacer con tu vida lo que quiera?”, Esa vez lloré amargamente mi impotencia, igual que cuando mi hijo Adrian se moría en la UCI cardiaca, entonces me dije una y no mas Santo Tomas. Esto no selo casques al Montero que le gustan los sables, fue Alférez de Complemento. Y Bla bla…….
Fin, o más bien seguiré cuando me venga la musa, otro año.