
Servidor piensa, tras mucho cavilarlo, que en este mundo no se puede empatar. En eso la vida se parece bastante al baloncesto: puede haber prórrogas, hasta dieciocho si hiciera falta; pero al final pierdes o ganas, o lo que es lo mismo, sumas o restas. Aritm
ética elemental.
Por eso los mediocres son un cáncer. En España, los tratamos con absoluta condescendencia, y ello porque pensamos, erróneamente, que el mediocre es un pobre compañero que ha tenido la mala estrella de nacer sin talento, sin un padre rico o sin un palmito del que ir tirando. Nada mas lejos de la realidad: el mediocre se hace. No tiene nada que ver con las cartas que nos entregan en la primera mano, sino con cómo las jugamos. Y, una vez que el mediocre se ha hecho, no deja de joder la marrana a cierta distancia a su alrededor durante el resto de sus dias. Porque la mediocridad, cual Triángulo de las Bermudas, rara vez deja escapar a quien, por personal decisión, se ha dejado engullir dentro.
Solo los mediocres dan siempre el máximo -Jean GiraudouxLa mediocridad se elige. Consiste en engrosar el rebaño y renunciar a los propios sueños. Los sueños no tienen que ser grandilocuentes, desaforados o desproporcionados; pero siempre han de ser importantes (ya lo advierte el Talmud:
quien salva una vida, salva el mundo). La mediocridad, como la ignorancia, es un tipo de docilidad que parte de la pereza o de la cobardía, y que casi siempre aparece emulsionado con proporciones mayores o menores de cinismo.
Tenemos que superar la noción de que debemos ser "normales"... nos roba la oportunidad de ser extraordinarios y nos empuja a la mediocridad -Uta Hagen
La mediocridad tiene un olor muy caracteristico, que cualquier persona curtida sabrá reconocer. Ese aroma dulzón, almibarado, propio del que ha decidido que ya se gusta lo suficiente, que ya está bien de esforzarse. Que hay que sentar la cabeza, en el peor sentido del término. Que el mundo ya cuajó, que no está por hacer, que no hay batallas que librar, y que da igual ocho que ochenta. ¡Cuántas mentiras nos contamos con tal de no arriesgar el pellejo o de permanecer al calor de nuestras comodidades adquiridas! Ese taimado y ponzoñoso "porque yo lo valgo" que, emboscado, nos espera a la vuelta de cada esquina que la vida nos obliga a tomar. Ese Golum pringoso, infectado; "mi
tesoro".
"Cuando la mediocracia encuba pollipavos no tienen atmósfera los aguiluchos".Del libro "El Hombre Mediocre",
de José Ingenieros (1877-1925)Por supuesto, lo peor de la mediocridad no es el efecto en uno mismo. Al fin y al cabo, quien más quien menos todos somos ya mayorcitos: tú mismo, chaval. Lo malo es que impide que el que quiere y puede saque las garras, la cabeza, lo que sea, para cambiar las cosas. Al mediocre le revienta comprobar que no todo el que le rodea es de su calaña. Eso viene a derrumbar un tanto sus hipótesis, la imagen del mundo (que es
así) que se ha construido con mismo para su solaz. Por otro lado, los brotes sanos que observa, le dan vida: ahora tiene un propósito más por el que vivir. Arrancarlos de cuajo.
El profesor mediocre expone. El buen profesor explica. El profesor superior da ejemplo. El profesor sublime inspira -William Arthur Ward
Gracias al cielo, muchos no están por la labor. Hay docentes que detectan pepitas de oro y las miman para que se conviertan en gallinas de los huevos de oro. En el mundo de la empresa, o en las más diversas instituciones, también hay ángeles que, sin hacer mucho ruido, inspiran, levantan, animan y empujan a lo mejor.
No subestimemos los privilegios del mediocre. Cuando uno escala mas alto, la vida se hace mas dura; aumenta el frio, la responsabilidad se incrementa -Friedrich Nietzsche
Porque rara vez mejorar significa estar más a gusto. Como mucho, más sereno, más alerta, y más preñado de esperanzas. En este sentido, el santo patrón de la anti-mediocridad fue Sócrates. Aquel que se ofrecio como forma y refutación de la opinión ajena, auqle que no sabía nada para que los demás fueran más de lo que eran. La mediocridad de Sócrates es impostura, una máscara tras de la cual se oculta la persona excelente de veras: aquella que siempre busca sobrepasarse y alcanzar nuevas cotas, siempre nuevas cotas. Sócrates, el sátiro enmascarado, les zurró de lo lindo a los mediocres. Hoy le seguirían faltando manos.
Los grandes espiritus siempre han encontrado la violenta oposicion de las mentes mediocres. -Albert EinsteinAsí es que, por favor: la próxima vez que detectéis el hedor de la mediocridad, salir en dirección opuesta. Si, de puro coraje, os apetece atizarle un metafórico manguerazo de agua fría al mediocre de turno, tanto mejor. No se curará; pero a lo mejor hay futuras víctimas cerca y pueden nutrirse con el ejemplo. Y, como vacuna propia, recuerden la anécdota de Churchill, cuando declinó dar una charla a un grupo de escolares al entender que todo lo que podía contarles se resumía en siete palabras:
"No se rindan. No se rindan nunca"Los espíritus mediocres condenan generalmente todo aquello que no está a su alcance. François de La Rochefoucauld (1613-1680)En fin, sólo pretendía iniciar una cruzada. Otra.