
- Una película kazaja (riguroso estreno)
- Dos telediarios
- Un (otro) documental sobre la transición
- Medio partido de fútbol de la liga rumana (dos equipos de mitad de la tabla; apasionante).
Y es que así no hay manera, oiga. Mi señora está a pique de una cistitis, y aquí el que escribe tiene que pegar saltitos de vez en cuando para que se le despierten las piernas. Es que no hay tiempo para nada. Eso sí: estamos perdiendo las lorzas acumuladas en navidades, porque ya ni cenamos por no interrumpir la enésima previsión del tiempo ("en Quintanilla de los Frascales se espera mañana un viento de fuerza 5") o el adicional -sagaz- comentario sobre la última sesión del Consejo de Ministros.
Por si fuera poco, la consulta de mi mujer, especializada como ustedes saben en terapia de pareja, anda de capa caída total. Como ya no hay anuncios, los matrimonios y arrejuntamientos ni siquiera se pelean. Este fatal publicidio está pulverizando las costumbres patrias, alterando conductas perfeccionadas durante décadas y removiendo la misma raigambre de la estructura familiar española.
Vamos al Armaggedon, señores, de cabeza a al Armaggedon.
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